No sé si sois de esos conductores que enlazan vocablos mal sonantes al volante. Yo sí. y la verdad es que es una movida jodida. Es una lucha diaria contra la peña que no tiene ni puta idea de conducir y que te saca de tus casillas. Malditos cabrones, deberían pasar por la autoescuela de nuevo porque está visto y comprobado que no aprendieron nada.
Esto es como rezar, cada día sales con la lección aprendida. Veamos, hoy que me toca 2 Aves Marías y 3 Padres Nuestros. Pues lo mismo, a ver la libreta, hoy me toca 8 Hijos de puta, 9 Me cago en tu puta madre y 5 Gilipoyas. Visto, sales, te montas en el coche libreta en mano, arrancas y a empezar a tachar.
Primera rotonda, un tío se mete en ella sin importarle que estés tú circulando. Primer tachón y la madre que empieza la mañana recordándote lo bien hablado que eres.
Vas por la autovía, un hijo de puta ’inglés’ que va por la izquierda, segundo tachón, le pitas y nada, tercer tachón, le haces las luces y le vuelves a pitar (la madre también se altera, pero por tu culpa), cuarto tachón… Al final acabas adelantándole por la derecha mientras con una mano enlazas el quinto con el séptimo tachón y con la otra le haces el fuck you (la madre no da crédito y se inclina hacia delante para que no le vean).
Llegas a la ciudad, como no, en hora de entrar a currar. Rotonda de 4 carriles, y el gilipoyas que tienes a tu derecha sufre un lapsus mental y se olvida de que las rotondas son circulares y no rectas. Octavo tachón y la madre resignada.
Dejas a tu madre en el curro, y te percatas de que llegas a clase justo, o incluso tarde por qué no decirlo, 20 minutos de retraso ya es tarde. Será cuando te des cuenta que no llevas ni la mitad del cupo de frases del día tachadas, así que aprovechas lo que te queda de trayecto para conducir temerariamente y encima echar la culpa a los demás por llegar tarde. Entonces enlazas otro combo y te quitas 5 frases casi del tirón, que aunque no tengas razón cuentan, el caso es cumplir objetivos, y ya que el de llegar puntual a clase ha fracasado, por lo menos se intenta no estar en deuda con la libreta.
Llegas a la universidad, aparcas, apagas el motor y haces recuento: 13 frases tachadas de 22. El último tirón te sirve para hacer la vuelta más tranquilo, ¡pero ojo! no hay que relajarse.
Acabas tu jornada en la escuela y vuelta a por tu madre y para casa.
A mitad camino por ‘h’ o por ‘b’ o porque se te han cruzado demasiados cabrones, te das cuenta que ya has llegado a los 22, pero tu espíritu de superación te pide más y más, hay que alcanzar un nuevo récord personal. Inconveniente, de repente todo se calma y se te empieza a joder el récord, cosa que no puedes permitir por lo que coges un ‘atajo’ para llegar a casa. Tu madre desconcentrada y con la cabeza como un bombo de tanto oírte blasfemar se cuestiona si el nuevo camino es el más adecuado… Más tarde se dará cuenta de que no, pero no será hasta llegar al garaje y ver tu cara de felicidad al batir tu propio récord cuando le encuentre el sentido al nuevo trayecto.
Y nada, así es como paso mis viajes en familia, otro día os cuento como hacer flores de papel con los pies mientras conduces.
Salud/os!