domingo, 30 de octubre de 2011

Ateo se confiesa

Aunque soy ateo blasfemo confeso, he de reconocer, como persona lógica y que razona (a veces, no siempre), que el cristianismo tiene alguna que otra cosa buena, todo hay que decirlo. Y no os penséis que porque un tal Dios me odie, me jode reconocer que hay que dar gracias a la Iglesia. No me jode. Y tampoco me siento más cerca de Dios por ello, aunque me gustaría, siempre he tenido curiosidad por ver cuántos cubatas es capaz de aguantar antes de tumbar y morir ahogado en su propio vómito. La curiosidad es por verlo morir más que por el alcohol que es capaz de aguantar su cuerpo. Bueno miento, no es exactamente así, lo que verdaderamente me gustaría es ver cómo resucita. ¿Lo hará reuniendo las 7 Bolas de Dragón?...

En fin, como os decía, pese a que muchos somos ateos y estamos en contra de esa mierda llamada religión, debemos estar agradecidos al cristianismo y a la todopoderosa mafia llamada Iglesia. Eso sí, tampoco con mucho entusiasmo, que no se crezcan, que no nos estamos bajando los pantalones como los monaguillos.

De lo que debemos estar agradecidos es que gracias a ellos tenemos días libres o de vacaciones, llamadlo como queráis. Pascua, Navidades, San “nosequé", o este mismo puente de "Todos los Santos" que van a tener muchos. Nos podrá sudar los huevecillos esas fiestas, pero nos gusta tener días libres, sea por la causa que sea. Eso no se puede negar.

Podría poner algo más de lo que estarles agradecidos, pero a los ojos de un ateo no hay absolutamente nada más. Y gracias que hay algo. Aún así, eso no compensa nada, una cosa es una cosa y otra, otra. No mezclemos peras con manzanas, ni el tocino con la velocidad, porque nada tiene que ver los cojones para comer trigo, y la Iglesia precisamente trigo limpio no es.

Salud/os!

P.D: No apaleéis muchos curas mañana por la noche, dejad alguno a Satanás.

domingo, 9 de octubre de 2011

La historia del Objeto Volador No Identificado


Una noche de tormenta, 5 grados bajo cero a la sombra, sol no había porque era de noche. Los huevos más duros que una piedra, el cuerpo arrugado  de tanta agua. Allí estaba Alfredo, un chico deportista con cara de gilipollas por haber perdido las llaves de su casa, esa que está en medio de una llanura más pelada que la cabeza del calvo de la F1. Venía de la verbena del pueblo, y entre el agua que caía y que llevaba unos cuantos cubatas encima, no se veía una mierda, quizás por ello no vio el coche con el que llegó a casa y esperó a la intemperie.

Mientras, en una esquina de la casa, se encontraban dos ciervos que se estaban partiendo el culo del chaval. Tenían razón para ello ya que ellos tenían chubasqueros. Pero no se temían lo peor, la venganza iba a caer sobre ellos. A mil quinientas millas de altura y con una inclinación de 35 grados Kelvin, empezó a caer una especie de meteorito a una velocidad que cortaba el viento. Alfredo lo vio llegar sorprendido, creía que era un tordo que iba a toda hostia enfurecido por alguna razón que desconocía. Le pasó soplándole la oreja y golpeó bruscamente a uno de los ciervos, al cual pilló desprevenido. El ciervo murió en el acto, nada pudo hacer su colega, pero juró venganza. Le cogió prestada la cartera a su compañero y se acercó al objeto no identificado. Desconfiado, no se atrevió a cogerlo, pero como vio que no se movía decidió agarrarlo. Fue entonces cuando recibió un bocado en la pata. El aparente meteorito era una cabeza, concretamente la cabeza de Fernando Sánchez Dragó. El ciervo acojonado salió por patas y en su carrera se golpeó con Alfredo, al cual hirió gravemente con su cornamenta, pero no quiso saber nada y siguió su marcha. La cabeza de Dragó al ver la brutal cogida se acercó a Alfredo para socorrerle, pero ya era demasiado tarde, había muerto. Indiferente ante la situación, entró en la casa de Alfredo, que estaba abierta porque a éste se le había olvidado cerrar antes de irse de fiesta, cogió un cuchillo carnicero y le cortó la cabeza al chaval para poner la suya en el cuerpo. La cabeza de Dragó llevaba años sin un cuerpo, se escapó del suyo porque no se gustaba físicamente. Ahora por fin su sueño se hizo realidad.

Salud/os!