lunes, 4 de junio de 2012

La crisis. Garitos y salas de rock


La crisis hace mella en sitios a los que vas a echar buenos ratos con los colegas y a olvidarte de todo lo negativo que rodea tu vida (y la de los demás). Eso lo sabemos todos o por lo menos nos lo imaginamos. Pero creo que de verdad no somos conscientes de lo mal que está el tema para los garitos y las salas de rock. Recientemente hemos sabido que de aquí unos días una sala de Valencia cierra sus puertas, sala a la que todos hemos ido, unos más que otros, pero a cualquiera que realmente vive  este mundo le va a joder su cierre. Si la gente no va a los conciertos, lo lógico es que la sala chape.

Por otro lado tenemos los garitos o pubs. La verdad es que me jode ir a algunos y verlos o casi vacios o con muy poca gente, cuando antes se llenaban cada fin de semana. Si la peña no va, vendrán los lamentos, y en camino puede haber alguno.

Esto es lo que hay, este es el panorama que tenemos, la crisis afecta a todos, a unos les hiere y a otros les mata, unos sobreviven y otros no pueden sobreponerse. Si no hay dinero, no hay conciertos y no hay cervezas todos los findes. Sencillo de entender, aunque por lo que veo no de asimilar.

Cuando chapa una sala o un garito todo el mundo nos lamentamos, y algunos incluso se sorprenden, ¿pero hemos hecho algo por evitarlo? Probablemente la respuesta mayoritaria sea no. Es muy bonito tener sitios donde ir a echar unas cervezas siempre que nos apetezca, a tu disposición cada día que decidas salir a tomar algo, pero tener un garito o una sala cuesta dinero y no se mantiene solo, y menos sin el apoyo (sobre todo económico) de la gente. Todos lo sabemos, pero no estamos concienciados de ello. De verdad creo que no somos capaces de entender lo que cuesta mantener estos negocios, y además no valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos, cuando ya es demasiado tarde. Deberíamos apoyar más lo que nos gusta y siempre que se pueda hacer un esfuerzo y demostrar ese apoyo. Aunque también hay que entender que algunos clientes también tienen problemas económicos. Estamos en una época muy jodida en la que hay que medir minuciosamente el dinero que se gasta, eso en el caso de que haya dinero. Hay que pensar que la gente que antes salía a tomar algo cada fin de semana y ahora no lo hace es por algo, y ese algo es la falta de dinero. No hay más, no hay otros motivos que no sean económicos. Por tanto es muy fácil culpar a la gente que no va a los conciertos, decirles cuando has cerrado el negocio que ahora no se lamenten, que tenían que haber hecho algo antes. Como si nosotros fuéramos los únicos culpables de que una sala o un garito chape. No nos equivoquemos, me parece totalmente injusto porque ahora mismo poca gente está para tirar cohetes en cuanto a la economía se refiere.

Si queremos tener salas o garitos donde ir a echar unas risas mientras te tomas unas birras o un sitio donde escuchar la música que te gusta rodeado de más gente, tenemos que apoyar la causa y en la medida de lo posible hacer un esfuerzo por ir. Los clientes son los mantienen un negocio y los clientes somos nosotros.

Sólo pido que en esta época que vivimos o mal vivimos gracias a unos cuantos hijos de puta (no podía acabar sin poner ninguna palabra mal sonante) recapacitemos y valoremos lo que tenemos porque tal y conforme está la cosa es muy probable que nos lamentemos más veces si no hacemos nada.

Salud/os!

lunes, 12 de marzo de 2012

¿Qué hay entre Pinto y Valdemoro?


Hoy os voy a descubrir qué hay entre Pinto y Valdemoro. Aquí tenéis la respuesta:


Exacto, entre Pinto y Valdemoro no hay nada. Una puta carretera, las vías del tren y campos, lo dicho, nada.

Antaño se decía que les separaba un arroyo y que a un lado de éste estabas en Pinto y en el otro en Valdemoro. Además, por aquel entonces se ve que había un borracho que quiso desmentir su estado de embriaguez, así que delante de sus colegas comenzó a saltar el arroyo de un lado al otro diciendo "Ahora estoy en Pinto... ahora en Valdemoro...". En una de éstas la criatura pisa una piel de plátano, se tuerce el tobillo, ejecuta un tirabuzón y medio, le pega un trago a la botella de roncola que se había preparado, y cae al arroyo. Entonces, el más cabrón de los colegas le pregunta entre las risas de éstos “¿Y ahora dónde estás?” a lo que el bueno del borracho le dice “En un castillo entre Pinto y Valdemoro con tu puta madre”…

Esta es la versión popular que existe del dicho, pero ¿vosotros veis el arroyo por alguna parte? Yo tampoco, así que a tomar por culo.

Otra versión cuenta que el rey de por aquel entonces, uno de tantos que no pegaba ni chapa, tenía una caseja en mitad del campo entre Pinto y Valdemoro en la que se ponía ciego a comer queso y embutido. Por lo visto dicha caseja estaba revestida de ladrillo caravista, algo muy mal visto en esa época, además la cocina era de aglomerado, cosa de pobres, y por si fuera poco las paredes eran lisas, no tenían gotelé. Para ocultar tal muestra de barriobajerismo, cuando se preguntaba por el rey se respondía que estaba entre Pinto y Valdemoro sin especificar el lugar para que no descubrieran lo agarrado que era el muy cabrón. Se comenta que la ‘Cofradía del Puño’ la fundó él con el dinero de los demás…

No sé a vosotros pero a mí esta versión no me deja ni frío ni caliente, no le veo ligazón con el dicho.

Hay otras versiones en las que ya se empieza a meter el vino de la zona por medio, pero viendo como acabó el borracho, mejor las omitimos.

En fin, otro dicho carente de sentido. ¿Desilusionados? Lo siento amigos, a veces la realidad no es como nos la pintan o valdemoran, pero es lo que hay, y como tal hay que aceptarla.

Salud/os!

lunes, 6 de febrero de 2012

La sociedad actual

La sociedad ha ido cada vez más aceptando y potenciando el modelo que yo llamo “ventrílocuo”, en el que varios José Luises Morenos (los de arriba) meten la mano en el culo, sin consentimiento pero con permiso, a los Macarios (nosotros los de abajo), manejando así como muñecos a unos seres vivos que tienen el derecho de ser unos deslenguados pero que en realidad están controlados por esa mano introducida en el lugar más oscuro del cuerpo humano. Se nos puede llamar muñecos, o también se nos puede llamar marionetas, me da igual, tanto monta, monta tanto.

Hemos sido programados con el paso de los años como los ciervos, con una aparente libertad que de un tiro te la quitan, con la fortuna de que en ese sentido nosotros tenemos más vidas que un simple ciervo y por tanto, tenemos más balas que encajar en la sien.

Los de arriba a menudo suelen quedar para ir a cazar, tú que no eres tonto ni tonta te percatas y te vas cagando en sus putas madres. Algunos ciervos se juntan, forman masas y se manifiestan en contra de la cacería, pero da igual,  al domingo siguiente quedarán los cazadores e irán cayendo ciervos unos tras otros. Resucitarán, sí, ahí está la libertad, no te matan, solamente te putean, pero volverán a hacerlo hasta que se aburran, o hasta que los ciervos se armen con AK-47 y sean ellos los que salgan a cazar (la estrategia que algunos llaman “el cazador cazado”).

En mayor o menor medida, los Macarios de los países más desarrollados son unos muñecos (yo por lo menos no concibo a ningún Macario que no sea un muñeco) y por tanto, somos unos objetos a los que se les puede meter la mano por el culo sin que rechistemos ni gimamos de placer, a los que se les puede poner en la boca un pene gigante y hacer que se lo traguen sin que pongan cara de asco o de gusto… Esto traducido al ser humano viene a equivaler a ser un mierda, un blando, alguien con falta de agallas (cojones u ovarios para ser más claros). Resumiendo, un títere, un preso entre rejas invisibles, un ser inservible, una persona de la que reírse. Así es, el bufón de la corte, el payaso de la fiesta de cumpleaños, el Chiquito de la Calzada de la televisión. ¿Qué pasa? ¿Nos gusta hacer de payasos? ¿Nos gusta ser Macarios de la vida? ¿Nos gusta ser ciervos con más vidas que un gato? No, pero nos hemos acostumbrado, así que digamos todos lo siguiente: “Me da igual 3 que 80. Me da igual que me metan un supositorio que me enculen 2 negros de golpe”. Algunos/as no estaréis dispuesto a decirlo, pero da igual, José Luis Moreno no necesita escucharlo, es consciente de que tiene muchos Macarios a los que meterle la mano en el culo cuando le dé el calentón, y con eso le sobra.

Políticos, bancos, tal o cual, da igual, los de arriba, estamos bajo su poder, obedecemos sus órdenes, hacemos lo que nos mandan, nos quejamos, pero seguimos tragando, nos manifestamos pacíficamente, y seguimos tragando... De momento no se ha conseguido nada ¿Por qué? Porque 4 gatos no pueden maullar lo suficiente ¿Y el resto de gatos? En las gateras tocándose los huevos porque somos muy cómodos y nos jode más molestarnos nosotros mismos 4 veces para evitar que nos puteen, que nos molesten continuamente otros. Esto es así ¿Entonces qué hacemos? ¿Nos ponemos de acuerdo de una maldita vez o eso va a ser imposible? ¿Hacemos lo de Libia? ¿Salimos a la calle a lo animal a pegar tiros? ¿Dialogamos como seres civilizados? ¿Lleva eso a alguna parte? ¿Creamos una sangría y nos quedamos un cuarto del país con la bala definitiva incrustada en el hemisferio izquierdo, llevándose previamente por delante a gente de arriba?

Yo sinceramente no veo ninguna solución clara. Veo complicado que mediante la voz se consiga algo, no creo que esa voz pueda a llegar a sentirse como un grito, porque como digo, nos da igual un supositorio que 2 pollas. Y dejar de lado la razón y el civismo para pasar a la violencia, lo veo inviable porque nos falta valor y ganas, las mismas ganas que faltan para resolver de una maldita vez por todas este puto problema que gran parte de la sociedad de países desarrollados sufrimos y toleramos incomprensiblemente.

¿Vosotros/as qué opináis? ¿Le veis solución a esto? ¿Creéis que hay posibilidades factibles a día de hoy de acabar con este problema a corto, medio o largo plazo? ¿O por el contrario pensáis que cualquier cosa que se haga caerá en saco roto?

No lo he dicho pero la honradez, la honestidad, así como otros valores, ningún ser humano debe perderlos, y menos los de arriba, y quizás en buena parte esa falta de ciertos valores sea la causante de todos los penes que nos introducen en la boca y que tan tranquilamente degustamos. Está claro que recuperándolos la cosa iría mucho mejor, con lo cual ¿podría ser esta la solución? Yo a priori pienso que sí, por lo menos en gran parte, PERO esta solución está en manos de los de arriba, con lo cual NO VALE. No estoy planteando una pregunta a ellos sino a vosotros que estáis abajo conmigo.
 
En cualquier caso no olvidéis la siguiente imagen, sea cual sea la solución.

 
Salud/os Macarios!

 
P.D: podría haber expuesto el tema de otra manera y con otras palabras, pero quería hacerlo diferente. Si os resulta improcedente y/o grotesco el lenguaje utilizado, disculparme, cambiar penes por piruletas y supositorios por caramelos.

lunes, 9 de enero de 2012

La historia de los dos lagartos

Se encuentran 2 lagartos por la calle que hacía 8 años, 3 meses, 14 semanas y 1 día que no se veían. Se llevaron una gran alegría, tanto es así que se fueron al bar del sobrino del primo de uno de los lagartos a celebrarlo con unas cañas. Federico se llamaba el del bar, y por consiguiente el bar se llamaba Rocky V, porque era fan nº1 del gran Juanito Valderrama. Total, que los lagartos se contaron sus vidas, los 2 habían formado una familia, estaban casados con 2 lagartonas de mucho cuidado y los 2 tenían 2 hijas, futuras lagartas también, porque de lo que se ve se cría.

2 horas, 3 horas, 4 horas, 5 horas… No duraron ni 5 minutos en el bar. Cuando Federico les puso las cañas, los 2 lagartos quisieron beberse las 2 cañas, la suya y la del otro, como buenos lagartos. Eso desembocó en una pelea, donde incluso participaron gallos traídos por gitanos que estaban en el bar. La bulla llegó a tal nivel que Federico tuvo que llamar al que fuera presidente de la Asociación Nacional del Rifle de EEUU, Charlton Heston, para que los sacara a escopetazos. Afortunadamente Charlton estaba ya mayor para jugar a la guerra y los cartuchos no llegaron a herir a ninguno de los lagartos, pero sus vidas pendían de un hilo ya que siguieron con la pelea en la calle, donde se cruzaron con el tío Chuck, Chuck Norris. Poco más que decir, ahora en sus tumbas se puede leer los siguientes epitafios:

Juan Rodríguez Morales 19 de Mayo de 1964 – 23 de Noviembre de 2002 “De profesión político y de vocación lagarto.”

Felipe Campos Martínez 12 de junio de 1963 – 23 de Noviembre de 2002 “Quiso ser lagarto y consiguió ser presidente de un banco”